Al vivir la experiencia au pair adquieres muchos conocimientos y experiencias para toda la vida, pero también adquieres una nueva familia. Al menos así fue para mí, no sólo con los niños, sino también con los padres. A lo largo de mi estadía creamos vínculos muy especiales. Ellos, probablemente desde el instinto, me cuidaban y apreciaban casi como a una hija. Yo, por mi parte, los veía como el apoyo más cercano, pues sabía que podía recurrir a ellos cuando tenía algún problema. Hoy, dos años después, los sigo recordando con mucho cariño y los sigo considerando mi familia.
Cuando vivía con ellos en Alemania y comenzó a acercarse el día de la madre – y del padre, ya que en Alemania ambos se celebran en mayo – decidí que quería hacerles un regalo especial. En ese momento mi presupuesto para comprar regalos era bastante limitado, así que me tocó usar la imaginación. Nunca me ha gustado regalar cosas genéricas como flores y chocolates. Más bien, siempre trato de regalar cosas que realmente sorprendan a la persona. Para mí, el arte de regalar se basa en prestar atención.
Les hice varios regalos en el año, pero pienso que cualquiera de ellos se adapta al día de la madre o del padre. Y lo mejor, es que encontré opciones desde 0€ hasta 20€-30€.
Regala emociones
Uno de los regalos que más les agradó fue precisamente el que no requirió de inversión monetaria alguna – aunque sí invertí bastante tiempo en él. Les cuento: durante varios meses yo había notado que ellos tenían una gaveta en la cocina que contenía cualquier tipo de objetos de uso común: baterías, lápices y bolígrafos, monedas, tijeras, pañuelos, protector solar, y la lista sigue. Aquí básicamente iba a parar todo lo que usaban con frecuencia, aunque siempre iban quedando cosas acumuladas que ya nadie recordaba que estaban allí. Yo veía cómo les cambiaba la expresión cada vez que abrían esa gaveta para buscar algo – se notaba que les producía algo de estrés ver el desorden.
Así fue como se me ocurrió regalarles una emoción: el alivio. Aproveché un día en el que salieron a pasear por varias horas y me propuse una misión: ordenar esa gaveta. Me dediqué a sacar todo y apartar lo que ya no servía (bolígrafos y marcadores sin tinta, correspondencia vieja e irrelevante, baterías vacías…). Luego, fui elaborando un sistema para organizar todo de una manera mucho más práctica. Aquí debo aclarar y admitir que soy fan del orden, así que esto en realidad fue divertido para mí. Cuando terminé, busqué un lazo y lo pegué en el frente de la gaveta. Cuando llegaron y vieron su regalo, sus expresiones me dieron a entender sin lugar a duda que había dado en el clavo.
El valor de tu compañía
Otra cosa que noté en mis padres adoptivos y que inspiró otro regalo fue que ellos parecían disfrutar de mi compañía. Los papás y yo solíamos quedarnos charlando en las noches, después de que las niñas se dormían. A veces incluso compartíamos unas copas de vino y hablábamos sobre cualquier cosa. Creo que para ellos era refrescante tener en casa la compañía de alguien joven y a la vez adulto.
Un buen regalo que puedes hacer a tus padres adoptivos es invitarlos a un evento de su interés. Puede ser un concierto, una exposición de arte, la proyección de una película o un evento deportivo. En muchas ciudades hay opciones totalmente gratuitas o muy accesibles. Al fin y al cabo, lo valioso del regalo es la oportunidad de salir de la rutina y disfrutar juntos de gustos comunes, como dos adultos. Por supuesto, para poder hacer este regalo, hay que asegurarse de que alguien pueda cuidar a los niños mientras ustedes están fuera.
Todos necesitan consentirse de vez en cuando
Puede que este regalo sí vaya un poco por la línea de los regalos genéricos, pero en mi caso también se trató de un regalo que se me ocurrió al prestar atención. Mis padres adoptivos eran muy trabajadores y excelentes padres. Esto se traduce en que dedicaban mucho tiempo a esas cosas que para ellos eran importantes, pero al final del día no era mucho el tiempo que les quedaba para ellos mismos. Se me ocurrió que para ellos, unos momentos de relajación serían un muy buen regalo.
Con tan solo hacer un par de compras, puedes preparar un mini spa casero. Yo compré una crema hidratante y le agregué mi propia combinación de aceites esenciales. La cambié de frasco y regalé una crema personalizada. Junto a esto, hice un scrub con azúcar, avena, coco rallado y aceite de almendras. Para completar este mini spa casero incluí una vela aromática y una bolsita de té. Este regalo fue pensado más que todo para una mujer, pero estoy segura de que se puede pensar en versiones más masculinas. El objetivo es simplemente regalar elementos que le permitan a la persona consentirse y relajarse, al menos por un rato.
Como les dije, para mí la clave detrás de un buen regalo está en prestar atención. Siempre me fijé mucho en lo que mis padres adoptivos necesitaban y traté de regalarles cosas sencillas, pero con gran valor emocional. Espero que estas ideas les ayuden a fortalecer sus lazos con sus familias anfitrionas, pues en muchos casos esos lazos pueden durar toda la vida.